lunes, 3 de marzo de 2008

El hombre y su tuba

El Hombre y su tuba. Ed pareta 25/07/07


El reporte del mediodía fue tan claro como inapelable: “…todos deben abandonar sus hogares, El huracán “katrina” se ha reducido a tormenta tropical luego de pasar por Grand Isle, pero aun reviste peligrosidad y constituye una amenaza para la seguridad de bienes y personas..” fue lo ultimo que el hombre negro escucho en su radio antes de abandonar la casa.
No era la primera vez que abandonaba una casa, después de todo, nunca tuvo una casa, miro sus pertenencias y no sin pena, eligió las cosas que se llevaría, esta vez era distinto quizás lo perdería todo, miro por ultima vez su habitación y de reojo el póster de Charlie Parker que ocupaba casi toda la pared tras el espaldar de la cama, chapoteando fue al comedor y la elección lo deprimió sobremanera, dejó todo y tomó solamente la tuba y tal como estaba vestido salió a la calle y empezó a caminar.
Camino por las calles de Nueva Orleáns con su tuba modelo “margarita” rodeando su cuerpo cual sobretodo.
El icono dantesco de destrucción lo aportaban las tanquetas de la policía civil abordadas por hombres cuyo rictus “hollywood” desentonaban con la angustia reinante, …por fin alguien se ocupa de nosotros pensó el hombre que emprendía un camino por la desolación y el desastre de una ciudad ahora desconocida.
El hombre negro con su tuba caminaba sin rumbo fijo mientras las aguas marrones sepultaban el sueño americano.
Hice bien en salvar solo la tuba? Se preguntaba el hombre negro, porque no el televisor, el equipo de música, las fotos con otros negros en felices jornadas.
La idea primera fue dirigirse al gimnasio que sirve de albergue para los evacuados pero una fuerza fundante y desconocida lo impulso a caminar sin rumbo, ya había perdido todo, que mas le podía pasar? Se sintió seguro adentro de su tuba y esbozo una primera sonrisa al pensarse un caracol metálico.
Una vida nueva, Por que no? Quizás podría dedicarse al fin a tocar su instrumento y pretender vivir de eso, ser músico como habia soñado su padre, ser un jazzmen y revivir la historia de Storyville, sin sus tonos oscuros y degradantes.
Al fin de cuentas el sabe la historia, la sabe por raza, por sufrimiento. Puede ahora que no tiene nada, puede seguir su propio camino sin sumarse a ningún sueño trasnochado de barras y estrellas, miro por fin al piso y vislumbro aguas benditas.


Edgardo Pareta 25/07/07

1 comentario:

Sibila de Cumas dijo...

Bien Pareta!!! por tu faceta literaria!!!!!
Quiero leer mas textos tuyos!
Es imaginario digital està quedando muy bueno!
Besos
Verónica